La idea asaltó mi mente de una forma muy natural tras regresar de Irán. Allí disfrutamos de un tiempo excelente y al volver nos encontramos con un temporal de lluvia y frío que no hizo más que acentuar el síndrome post-vacacional.
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El domingo 4 me levanté a las ocho, preparé la mochila con la cámara, el trípode, un polar, algo de comida y las botas de monte, planeé el itinerario que iba a hacer, y hacia las 9:30 salí con la bici hacia la Sierra de La Demanda. En la página web de la estación de esquí de Valdezcaray pude ver en las cámaras web que la zona estaba nevada pero que ya desde por la mañana lucía el sol, así que pensé en subir algún monte de los alrededores que no fuera el San Lorenzo, tal vez el Cabeza Parda (2.106m), el Pancrudo (2.079m) o el Salineros (2.101m), o incluso los tres si andaba bien de tiempo, y probar la bici en la nieve, algo que me había metido en la cabeza mi primo Diego durante la semana.
Desde Haro (496m) fui hasta Anguciana, después hasta Casalarreina, prácticamente todo por pista, y ahí cogí la Vía Verde del Oja, que va hasta Ezcaray (811m) pasando por Santo Domingo de la Calzada. Muy agradable aunque tal vez un poco monótona, ya que es prácticamente recta. En este punto había hecho unos 37 Km. Desde Ezcaray comencé a subir hacia la estación de esquí de Valdezcaray (1.660m), por una carretera con bastante pendiente que se prolonga durante 16 Km más. Mientras subía veía pasar bastantes coches en ambos sentidos y no entendía la razón, ya que la estación está todavía cerrada. Cuando llegué comprendí que mucha gente estaba haciendo paseos por la zona para tomar un poco de contacto con la nieve, aprovechando el estupendo día.
De Valdezcaray continué por la pista que lleva hacia el San Lorenzo y los montes de alrededor que quería subir. La zona ya la conocía, ya que he estado varias veces, así que primeramente quería llegar a un collado desde donde se empieza la ascensión al San Lorenzo y allí, en función de la hora y las fuerzas, decidir qué monte subir. La pista desde el principio estaba completamente nevada. Había madres empujando los trineos de sus hijos. Me cambié de calzado, puse los reflectores en los pedales y comencé a pedalear. Tenía miedo de que la bici patinara mucho, porque toda esa pista estaba en sombra y había hielo en muchos tramos, pero comencé a subir bien. Tenía que hacer bastante esfuerzo pero podía subir montado en la bici. Continué así como unos 7 Km más, hasta que la cantidad de nieve aumentó a unos 5 cm y ya la bici se clavaba. Era muy tarde y estaba agotado, pero quería llegar al collado y al menos subir un monte antes de que se hiciera de noche. Así que comencé a caminar arrastrando la bici. Estos últimos 3 Km fueron realmente duros. Estaba desfallecido y avanzaba muy despacio por la nieve. La ruedas de la bici se hundían constantemente. Parecía que estuviera arrastrando un tanque.
Eran casi las 16:30 cuando llegué al último tramo y pude ver el collado tras una curva. Estaba ahí al lado, pero por mucho que caminaba parecía estar siempre a la misma distancia. Me paraba cada poco tiempo a beber algo de agua, miraba hacia adelante y el camino se hacía eterno. No recuerdo haber estado nunca tan cansado. Cada vez que paraba notaba el agotamiento en todo el cuerpo, así que decidí no parar y continuar sin mirar hacia adelante. La nieve había aumentado. Tendría ya unos 10 cm desde hacía rato. Las sombras cada vez eran más largas.
Llegué al collado sobre las 17:30. El sol estaba a punto de ponerse, comenzaba a hacer frío y estaba exhausto. Saqué unas fotos, descansé dos minutos y di la vuelta con la esperanza de poder bajar rápido de allí. Había invertido ocho horas en hacer 63 Km, estaba a punto de anochecer y me quedaban otros 63 Km de vuelta a casa. Intenté montarme en la bici y pedalear, pero con tanta nieve era imposible, así que tuve que arrastrarla de nuevo en la bajada. Me estaba costando prácticamente lo mismo hacer el camino de vuelta. Se hizo de noche mientras andaba por la nieve durante estos 3 Km. De vez en cuando me montaba en la bici e intentaba pedalear, pero sin éxito, así que seguía a pie. Después el espesor de la nieve bajó de nuevo a unos 5 cm y en algunos tramos estaba pisada. Durante alrededor de 1 Km pude pedalear intermitentemente, aunque seguía siendo agotador, ya que la bici se clavaba cada dos por tres y tenía que volver a intentar subirme en ella.
Pasados estos 4 Km iniciales el espesor de la nieve se redujo a unos 3 cm y por fin pude empezar a pedalear con cierta comodidad. No es que fuera disfrutando, pero al menos no era el infierno anterior. Poco a poco la cosa fue mejorando, hasta que más o menos los últimos 5 Km los bajé a toda velocidad, entre tramos de hielo, nieve dura y nieve blanda. Era ya totalmente de noche pero aun así disfruté muchísimo. Sólo por esto ya había merecido la pena la subida. La bici se iba hacia los lados y derrapaba constantemente por los cambios en la nieve, pero no me caí ni me paré ni una sola vez. Fue realmente divertido.
Dejé atrás la pista y llegué de nuevo a Valdezcaray. Me puse el frontal en la cabeza y comencé a bajar los 13 Km de carretera. Hacía muchísimo frío. Sobre todo tenía los pies congelados por toda la nieve que me había entrado entre las botas, pero no me quedaba otra que bajar de allí lo antes posible. Sabía que a medida que fuera bajando la temperatura se iría suavizando. Los primeros kilómetros fueron un poco duros. Los puntos kilométricos se hacían eternos. Más tarde, sobre el kilómetro siete, la cosa cambió. Me olvidé un poco del frió y la pendiente se pronunció más, así que empecé a bajar a toda velocidad. No podía ir más deprisa. Había visto las luces de un coche bajando mucho más atrás. Me alcanzó sobre el kilómetro cinco y se quedó detrás mío hasta llegar al cruce. No sé si me quiso hacer un favor y alumbrarme con sus luces durante esos cinco kilómetros, o es que no se atrevía a adelantarme porque iba realmente rápido y en las curvas solía ocupar los dos carriles. De cualquier forma, estos últimos cinco kilómetros fueron igual de alucinantes o más que la anterior bajada por la nieve.
Cuando llegamos al cruce el coche me adelantó y le saludé, dándole las gracias. Seguí 3 Km más hasta Ezcaray y tomé la Vía Verde de nuevo. Al rato me bajé de la bici y comencé a andar para entrar en calor. Estuve andado durante unos quince minutos porque no sentía los pies. Estaba totalmente congelado. Al rato me monté de nuevo en la bici y pedaleé con paciencia hasta Santo Domingo, luego hasta Casalarreina, de ahí de nuevo a Anguciana y por fin a casa, donde llegué a las 21:30 muy, muy cansado. 12 horas, 125 Km y 1.500m de desnivel. Nieve, bici, montaña y dos bajadas de infarto. No ha estado nada mal.
Más
De Haro hasta La Demanda en bici — 4/12/2011 — Álbum de fotos en Picasa.
Mountain Biking Activity 125.16 km — Actividad en RunKeeper.
Referencias
Vía Verde del Oja, de Haro a Ezcaray — Descripción de la Vía Verde en el Portal de Turismo de La Rioja.
Valdezcaray — Página web de la estación de esquí.
San Lorenzo (2.271m) — Descripción del San Lorenzo en Mendikat.
Salineros (2.101m) — Descripción del Salineros en Mendikat.
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