Otra de las joyitas de la Sierra de Cantabria. Aunque de dificultad algo inferior a la Cresta del Palomares, en esta encontraremos un par de rápeles y también algún que otro tramo aéreo y ridículamente afilado, de los habituales en todo el cresterío. La roca aquí es excelente en los pasajes más delicados, así que se trata de un recorrido que se disfruta mucho.
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Tras un mes en Canarias escuchando lo mucho que estaba nevando en el Pirineo, era hora de probar la nieve y de paso hacer algo nuevo. Partiendo de Rioseta (1.430m), una larga ascensión por el circo del mismo nombre conduce hasta la base del Pico de la Garganta de Borau (2.570m), también llamado Pico Lecherín. Desde el comienzo de la ascensión el pico está siempre visible, dejando a la izquierda el Aspe y a la derecha los Mallos de Lecherines. Una vez en la base sólo resta subir por el Corredor Sur hasta una pequeña arista desde la que se alcanzan las dos cimas.
A unos 50 Km al noroeste de Haro, lindando entre las provincias de Álava y Burgos, se encuentra una de las aristas más bonitas y aéreas de Euskal Herria. Se trata de la Arista SE de Peña Karria (1.130m).
Es todo un lujo tener tan cerca la Sierra de Cantabria, con todas esas paredes, crestas y montañas escarpadas. Lapoblación (1.245m), situado en su extremo oriental, toma el nombre del mismo pueblo que se asienta a sus pies. Desde allí sale un sendero en dirección Este bordeando los enormes muros, que enseguida se pierde entre vegetación. Tras largo rato entre maleza y arbustos se llega al inicio de la cresta, que enseguida toma altura y poco a poco se vuelve cada vez más afilada, llegando a tener una anchura de unos pocos centímetros en algunos tramos.
Segundo intento de completar la vía de los Espolones del Astxiki (220m, V+). La previsión era de buen tiempo durante todo el día, y esta vez no cometimos el error de ir sobrecargados con las mochilas. Comenzamos sin contratiempos los tres primeros largos hasta el final del primer espolón. Luego continuamos andando hasta el inicio del tercero para acometer los tres últimos. Nos encontramos muy rápido en la repisa en la que tuvimos que abandonar la vez anterior. En esta ocasión brillaba el sol. De ahí el siguiente largo es tal vez el más complicado, ya que aunque no es muy difícil, está muy expuesto.
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